miércoles, 16 de febrero de 2011

Un papiro sin faraón

Hola, aquí menda lirondo, sin mucha idea de qué decir pero con muchas ganas de decirlo. Pues bien, no tengo por costumbre inspirarme en la actualidad -ni siquiera inspirarme- para el tecle tecle, pero esta vez, sencillamente, me apetece.
Me ha dicho un pajarito que algo está pasando en Egipto, que algo se cuece por allá. Me he puesto a investigar, he preguntado a gente con contactos, y parece que el personal ha conseguido que se pire el que más mandaba allí (el único que mandaba). Simplemente, reclamaban lo que debe ser suyo: libertad, democracia, derechos fundamentales, y que se fuera quien les negaba todo eso. Lo han conseguido por la técnica del desgaste, la única manera que tienen a su alcance: insistir, insistir e insistir sin bajar los brazos. Y no sólo lo han conseguido, sino que además, lo ha visto todo el mundo. El tipo duro se fue para esconderse. Ahora vamos sabiendo: una fortuna personal de miles de millones de lo que sea, casas por todo el mundo, amistades peligrosas...
Y bien, por qué me alegro de lo que ha pasado?
Primero, porque a uno le gusta ver que un país el doble de grande que este, con 70 millones de personas buscándose la vida, se ponga de acuerdo para remangarse y no decaer en su empeño. Siempre está "la otra parte", pero en este caso, los gritos se oían por encima de ideologías y religiones.
Segundo, porque menda lirondo conoce ese Egipto de 15 días de turisteo intenso y abrumador que te expone a un sinfín de templos y riqueza imposible de asimilar. Sí, todo impone, todo es bestial, todo flipa, pero a mí me marcó más la gente: 31 de julio, aeropuerto de El Cairo. Caos de atención, organización y cualquier gestión terminada en -ón. En una interminable cola de facturación dos egipcios enormes se dejan llevar por los nervios, comienzan a discutir y llegan a las manos. A los pocos segundos se dan cuenta de lo que están haciendo, con sus familias presentes, y se dan un efusivo abrazo con dos besos de los suyos, de los que aprietan la cara. Pasión y nobleza. Suena a título de culebrón pero no se me ocurren otros términos para calificarles. Ver aquello y otros tantos detalles como ese, impresiona más que el amanecer en Abu Simbel. Un guía que aparentó hacerse amiguete nuestro nos sentó en la mezquita de alabastro a contarnos por qué es fiel al islam. María, mi mujer, se indignaba (con razón) según conocíamos detalles del papel de la mujer en su religión. Evidetemente, yo también (a algunos turistas les parecía "curioso" ver caminar a las mujeres metro y medio por detrás de sus maridos, o ver comer con el velo puesto, o simplemente, pedir permiso para comer. A mí, me asustaba ver que todo aquello era verdad), pero también me impresionaba ver cómo aquel tipo que conocíamos de 3 o 4 ratos, nos abría sus sentimientos más profundos y sinceros, nos explicaba su "sentido de la vida" en una charla para la que no me prepararon en la agencia de viajes.
Otro de los guías, en Assuan, era Imán, nubio, entrañable, todo un filósofo. Un tipo que manejaba su coco como no he visto jamás. La cosa oscilaba entre 46 y 48ºC a la sombra (en el templo de Luxor los japoneses caían como... japoneses, y en Abu Simbel rozamos los 50ºC). Él llevaba camiseta y camisa de franela de manga larga abrochada hasta el último botón del cuello. No sudó ni una gota, según él, porque se protegía del sol, y porque el calor era un estado mental (¿"y entonces por qué el gobierno permite que los funcionarios no vayan a trabajar cuando la cosa pasa de 46ºc?", pensé). Este tipo hablaba de las religiones en tono conciliador, tal y como parecía mostrarse él, argumentando que todas tenían un comienzo similar, pero que, cómo no, el islam fue la primera.
En definitiva, conocer a cada persona fue fascinante. Ponen todo su empeño en lo que creen, y por eso entiendo que su revolución tenga tanta fuerza y haya tumbado a quien no les dejaba levantarse.
Quizás ahora, en algunos papiros se refleje ese giro en su historia, y las ilustraciones nos muestren a ellos, los egipcios, los verdaderos protagonistas, y no a su faraón.
Pues eso, que me alegro.
Ma'a ElSalama

7 comentarios:

  1. Me alegra ver que te ha dado por el tecle tecle. Buena reflexión sobre lo que ha pasado y está pasando en Egipto, no tengo la suerte de conocerlo, sí a algunos musulmanes, tenemos nuestros más menos, pero como tú opino qué lo que te da la medida de un país es el trato con sus habitantes.
    Ojala que esta fuerza llegue a buen puerto y no se metan por medio las ideas religiosas.

    Un beso.

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  2. Elysa, estoy contigo, ojalá no se tuerza lo que han conseguido. Son tan puros, tan auténticos, como fáciles de convencer y manejar...
    muchas gracias.
    Un beso

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  3. Yo solo espero que todo se acabe pronto y bien. Por ellos y por mí, que el de Egipto es un viaje que tengo pendiente. A mí tamnbién me fascina la gente del lugar que conozco en los viajes, la que sin conocerte de nada te abre las puertas de su vida y te cuenta su día a día, algo que no harían con alguien de su propio país, para que entiendas un poco mejor cómo viven.

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  4. Yo hasta que no vea en qué acaba todo, no te puedo decir. Sería una lástima que eso de andar las mujeres por detrás o pedir permiso para comer se hiciera ley y obligación. Esperemos que no. Ya veremos

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  5. Hola Dorothy,
    creo que dices bien, un viaje debe exprimirse al máximo, y en eso está el conocer a gente y saber cómo vive, cómo piensa... todo eso a veces impresiona más que el templo o el paisaje de turno. garcias por la visita.

    Hola Miguel, entiendo que desconfíes sobre lo que pueda venir. parece que en este caso la religión ha estado al margen, y en parte, es lo que me deja buen sabor de boca (vaya, olvidé a tu profe de novelística), quiero decir buenas sensaciones de lo que ha pasado, y sobre todo, que la gente de el paso. Sólo el gesto dice mucho. Gracias por pasarte por aquí, y una vez más ENHORABUENA!

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  6. Jose Luis, estragá me tienes , otra vez aquí bajando de otro blogobus .
    Me ha gustado mucho cómo lo cuentas .
    Nunca estuve pero este año quiero bajar a Marruecos a ver a mi ex suegra ,ya te contaré.
    Lo malo es que ahora allí también hay protestas y no me fío porque voy con la niña.
    Todo el mundo ha comido dátiles y jarira menos yo.
    Eso no puede ser.
    Besos y para un poco.

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  7. Reyes! y yo sin contestarte...
    Gracias por encontrarme. Parece que ya me he centrado en este blog, así que no daré más vueltas...
    De marruecos he oído de todo (lo úbico que está claro es que no deja indiferente). Yo creo que merece la pena, y más si tienes familia por allí, pero si la cosa está tensa, quizás sea cuestión de esperar un poco...
    y de zampa, tengo pendiente probar la jarira... (soy de cuchara). Lo dicho, besotes y gracias mil!

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