¿Cambiaremos de era,
o solo de ERE? ¿Iremos a más o a Mad Max?
“Esto” nos está abriendo los ojos. Nos estamos dando cuenta
de que vivimos tiempos en los que no sabemos en qué tiempo vivimos.
Las certezas sobre mañana (y digo mañana y no el mañana), tienen
ahora más valor que nunca. Justa ahora, que tenemos más herramientas que nunca
para averiguarlas. Suele pasar, cuanto más necesario, más complicado. De hecho,
creo que hay dos tipos de certezas: las que nadie puede asegurar al 100%, y las
del Jerte.
Probablemente, hemos querido abarcar demasiado y la
casuística de nuestros propios pasos se nos ha ido de las manos.
Podemos saber qué día nos visitará el Cometa Hale-Boop en el
año 4.520, pero el pasado 30 de diciembre, nadie tenía la más remota idea de
que al día siguiente varias personas acudirían a los hospitales de Wuhan con
una neumonía de origen desconocido.
Mientras, las multinacionales viven de sus estimaciones -gastan
millonadas en apuntalarlas- casi tanto como de su facturación. Los gobiernos
hacen ministerios llamados Agenda 2030 (ejem), y nosotros vivimos el “porsiacaso”
mucho más de lo que somos conscientes (según KPMG, un 94% del sector seguros
preveía aumentar su facturación en 2019).
Las certezas son consustanciales a nuestra existencia. Ya
sabes, necesitamos estabilidad, previsión, hábitos, horarios, regularidad… Tenerlo
todo controlado nos hace más felices. Lo que pasa es que YA NO SABEMOS QUÉ ES
TODO.
Y como ni sabemos ni podemos mantener a raya todo lo que nos
rodea, hay que vivir conscientes de que pase
lo que pase, sea lo que sea, forma parte de las reglas del juego. Vivir,
también era esto. Hay que seguir dando pasos, tomando decisiones… hay que trabajar
una actitud a prueba de lo desconocido, tirar palante, por otro camino, en
otras circunstancias, pero palante. Porque el tiempo que dedicas a
compadecerte, no estás jugando. Es más, hay que ser tan jodidamente fuerte como
para que te salga un “Y QUÉ” como una pedrada seca directa a la putada de
turno. SÍ, “Y QUÉ” JODER, “Y QUÉ.” Se supera y punto. Bueno, y punto no, a
seguir.
OJO: Y QUÉ puede parecer la respuesta de un ser despreciable
cuando “Esto” mata y mata más de lo que nadie pudiera imaginar hace unas
semanas. Suena insensible, irresponsable, despreocupado…(suena a prefijo), pero
“Y QUÉ” no es dejar de sufrir o de querer… Todas las sensaciones que tocan lo
más humano son eso, parte del juego. Pero si tienes un Y QUÉ, tienes una
energía mental descomunal para llevarlas en la mochila. Pura vitalidad.
En definitiva, no tengo ni puta idea de lo que pasará
después de “Esto”, pero sí sé que se cumplirán alguno de los topicazos que de
tanto manosearlos parece que pierdan valor:
1.La falta de certezas sobre el futuro, la incertidumbre, provocará
que vivamos más el presente. ¿Qué puedo hacer para que este momento sea
cojonudo? Aprovéchalo, da un pasito hacia delante para cambiar una situación
que no te mola (solo eso reconforta), o un pasito atrás para ver desde la
distancia el instante que estás disfrutando y piensa que en ese rato, estás
siendo feliz. Eso te hará más feliz.
Vivir el presente también es hacer planes y luchar por
ellos. Necesitamos ilusionarnos, pensar en la sorpresa de cumpleaños para
nuestros hijos, en el día que volverás a ver a los amigos que te enseñaron a
ser amigo/a, en proyectos, viajes, conciertos, en la cerveza (que no certeza)
del viernes por la tarde… Pero si algo se tuerce, ya sabes, lleva un Y QUÉ
contigo y sigue jugando.
2.Como decía al principio, “Esto” nos ha cogido de la solapa
y nos ha zarandeado pero bien. La convicción de que no somos (tan)
biológicamente infalibles nos empujará a cuidarnos más. Quizás por prudencia, responsabilidad,
por respeto a nosotros mismos, por pura estética, o por el “qué dirán” (tengo
la sensación de que zampar alimentos hipercalóricos en público puede llegar a
generar los mismos cuchicheos que un tipo agarrado a la botella en un parque). Nuestro
DNI indicará el nivel de azúcar, colesterol, tensión arterial y pulsaciones en reposo.
No se cuida, es una amenaza para los demás. No está lejos ese día.
3. Seremos más humanos. Seremos, porque haremos. Sentir una
injusticia o una desgracia que afecta a millones de personas ayuda tanto como
no sentirla. Seremos más consecuentes con nuestro dolor: ACTUAREMOS.
Termino. Quizás este post suene a sucedáneo de sucedáneo de
Paulo Coelho (ya de por sí empalagoso), pero vaya, supongo que en estos días
todos nos miramos un poco más dentro. Gracias por leer hasta aquí. Mucha fuerza
y mucho “Y QUÉ”.