viernes, 22 de abril de 2016

Felicidades, Gracias, Perdón: carta abierta.

Buenos días señora,
Qué tal, cómo se ha levantado hoy... Me consta que se la van acumulando los achaques... Bueno, desde aquí, todo lo que la puedo decir es que intente ser optimista, que con el tiempo se aplicarán más y mejores tratamientos...(aunque no la voy a pedir que confíe... entiendo su malestar y sé que aquí nadie se ha ganado una pizca de credibilidad, ni mucho menos el valor ético o legitimidad que permitan siquiera insinuarla semejante esfuerzo, el de imaginar su futuro en nuestras manos...)
Hoy es un día importante para usted. Hoy estará especialmente ocupada, atendiendo a toda esa gente que la pide salir en la foto luciendo todo su esplendor, su encanto natural, bella, espectacular, y recordarla así, tal y como se muestra cuando la da el sol en la cara, y no tal y como está... porque eso, señora, entre usted y yo, aquí nadie sabe cómo se siente realmente... sólo sé que debe ser duro. Muy duro. En fin, como está tan solicitada, seré breve. Solo voy a decirla tres cosas. La primera, porque toca. La segunda, porque me apetece. Y la tercera, por vergüenza.
1. Felicidades. A su edad, y en su estado, nos sigue asombrando cada día. Nos sigue regalando momentos inolvidables... sigue dando lo mejor de usted, pese a que muchos somos conscientes de que no lo merecemos.
2. Gracias. Gracias por ser una anfitriona extraordinaria, por hacernos sentir como en casa. Por enseñarnos a vivir, por ser tan constante, tan generosa, tan extrovertida... Gracias por compartir su experiencia, por intentar agradar a todo el mundo, por hacer que cada día sea diferente, por generar salud, ilusión, inspiración... por ser amiga del arte, madre de la ciencia...
3. Perdón. Perdón por no pedirla permiso. Perdón por no saber ponernos en su lugar pese a verla todos los días. Perdón por no cuidarla, por exigirla más de lo que puede dar, por la torpeza de quitarla vida mientras pensamos en alargar la nuestra, por pedirla que salga guapa en las fotos sin darla motivos para sonreír. Perdón por decepcionarla, por obligarla a ser testigo de una historia que no eligió (y que no merece), por invadir su intimidad pensando que era nuestra. Perdón por engañarla, por decir progreso cuando era ambición, Perdón por pensar solo en nosotros, y por no pensar que todo esto pasaría. Perdón por limitarnos a pedir perdón.
Espero que, pese todo, pronto vuelva a ser feliz.


                                                                             22 de abril, día mundial de la Tierra



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