miércoles, 3 de febrero de 2016

Entrada libre

Esta es una de esas entradas que no conoce la siguiente línea. Te aviso de antemano para ahorrate la curiosidad: no voy a contar nada. Esto es, sencillamente, escribir. Desde este rincón escondido en ninguna parte reivindico el placer de escribir. Escribir por escribir, porque te da la gana, porque te sientas inspirado después de una peli, una canción o un libro. Porque te aprecias lo suficiente como para pensar que tienes mucho que contar a los demás... escribir porque imaginas, porque sueñas, porque tienes tu propia manera de expresarte... escribir porque es tu forma de ser tú. Escribir porque sí, porque te llena, te vacía, te eleva y te lleva a momentos donde uno es capaz de sorprenderse a sí mismo. Escribir porque tienes la cabeza en otra parte, porque has pasado por un instante que te lo pide a gritos, o porque necesitas tu dosis de felicidad en la evasión del teclado, aunque sea desde la melancolía más demoledora. Escribir porque el día a día se cura con ironía, porque puedes decirlo todo con palabras que no significan nada, porque has encontrado algo, alguien, eso que merece la pena. Escribir porque te sientes optimista, fuerte, libre y capaz de cagarte en la puta madre del mundo entero sin perder la sonrisa ni faltar al respeto. Escribir sin leer lo que escribes. Escribir sin pensar en historias, personajes, tramas o lugares... escribir sin explicaciones, sin la palabra más adecuada o la manera de terminar algo que no recuerdas cómo empezó. Escribir, escribir, escribir...

No hay comentarios:

Publicar un comentario