No es fácil empezar a escribir un post después de 16 meses,
pero más difícil se hace ver que el mismo texto se arruga con el tiempo, como
si ya fuera un vestigio de épocas en que pellizcaba la actualidad y mantenía el
teclado caliente
Ahora no hace falta pellizcar la actualidad porque se burla
de sí misma: Esperanza Aguirre es la caricatura de Esperanza Aguirre, la crisis
se ha solucionado sin que casi nada haya cambiado, los políticos buscan en lo
más recóndito de la mina para encontrar algo que brille entre tanta mediocridad,
y así su excesiva mente…
Seré honesto: gracias a esa pereza camuflada en falta de
tiempo, te guardé el luto que mereces, Paco. Más incluso que tu hijo, ganador
de un goya con “La búsqueda”
(Gracias Curro). Y aquí, sí me quiero detener.
La búsqueda es puro gozo. Un canto a la inspiración. Deja un
poso pletórico, de un artista capaz de crear su propia felicidad. Pero más allá
de una vida digna de culto, lo que más me ha llegado es que nunca he visto
expresar con tanta nitidez lo que significa eso, la palabra inspiración. Inspiración
es sorprenderse a uno mismo. Darte cuenta de que no hay metas ni límites. Comprobar
que puedes sorprenderte a ti mismo es una sacudida emocional que por un momento
te convierte en el tipo más feliz en varios kilómetros a la redonda, y el tipo
más exigente contigo mismo el resto de tu vida (y aquí, amigos, se originan no
pocas frustraciones…).
Creo que Paco nunca dejó de sorprenderse a sí mismo. Un
artista así siempre está en el mejor momento de su carrera. Y en el fondo, ese
es el mensaje que quiero dejar: hagas lo que hagas, gústate. Pero no te
engañes: solo si eres exigente contigo, podrás sonreírte por dentro (nada más
lejos que dar consejos: simplemente, me lo tengo que recordar vecencuando)
Y a ti, seguidor/a, si te he despertado, prometo no esperar
16 meses más.
Un guiño.
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